3/9/10

El operador


¿Qué te gustaría ser cuando seas grande?. Las respuestas a dicha pregunta, son siempre las mismas: médico, bombero, policía y veterinaria. Queda claro que ningún niño soñaría con ser operador de call center. Y lo bien que hace. Como dice el dicho: operador se nace, no se hace. Son muchos los casos de jóvenes que han entrado en el mundo del call center, y que no han durado más de tres meses en el puesto laboral. Quien desafía e incursiona en el arduo trabajo del telefonista, tiene que tener en cuenta que no es para cualquiera y debe contar con ciertas características que hacen al perfil de un verdadero telemarketer.

La paciencia es la única cualidad que tiene fecha de vencimiento. Se acaba cuando la atención a usuarios se transforma en una actividad diaria. El operador emprende su tarea intentando ser lo más amable posible, pero rápidamente esa paciencia se transforma en intolerancia ante la constante insistencia del cliente. En conclusión es importante destacar que si usted desea convertirse en un gran telefonista, debe contar con un grado de tolerancia superior a la media.

El bullicio que se genera en los centros de atención es uno de los traumas que puede generar que un operador se trastorne. Además de escuchar por un oído la insoportable voz de una anciana que intenta verificar su Hot Banking (sic), el telefonista debe lidiar con el murmullo constante, resultado de veinte personas (en el mejor de los casos) conversando a la vez. Por eso, además de la paciencia mencionada anteriormente, otra de las características de un telemarketer ejemplo, es un gran par de orejas para, como decía el lobo de Caperusita, poder escuchar mejor.

Es común que una gran cantidad de operadores utilicen anteojos. Las ocho horas frente a la computadora, generan en muchas ocasiones pérdida de visión. Si uno observa a una persona por la calle y no conoce su trabajo, rápidamente puede adivinar la respuesta. La apariencia física de alguien que estuvo la gran parte del día lidiando con los problemas ajenos, es devastadora. Ojos rojos, pérdida del control del cuerpo, delgadez, sueño y aumento del tono de voz, son algunos de los síntomas característicos.

Hay tres cosas fundamentales que debe tener un operador a mano en el momento de desarrollar su trabajo. En principio es de suma importancia la presencia de un compañero para poder descargar en él, todo lo que no se puede descargar en el usuario. Tu par sabrá como calmar esa rabia que por un instante se apodera de tu cuerpo. Un frasquito de Poenbioptal para los ojos y una botellita con agua son indispensables para el buen desempeño.

El telemarketer tiene un gran poder de retención. Le basta con repetir tres veces la misma frase, para luego reiterarse una y otra vez sin importarle lo que el cliente le pregunta. Es como el médico con el paciente: un síntoma, una enfermedad. Un problema, una respuesta. El telemarketer esta de paso. Su intención no es vivir de atender el teléfono y toma el trabajo como tal. Es lógico, atiende un promedio de 150 llamados por día, si se preocupara por los problemas de todos, iría directo a tirarse debajo del San Martín rápido.

Aunque hay casos particulares, la mayoría de los operadores son jóvenes estudiantes. Engañados por una suma de dinero relativamente interesante y pocas horas de trabajo, muchos caen en la trampa. El hecho de no estar en contacto directo con la gente, permite observar que todos los telefonistas tienden a vestirse informal. Las Converse no pueden faltar en su vestuario, que completan con una mochila auspiciada por el logo de la empresa, regalo de algún fin de año.

Si bien las características pueden variar, hay una que es verdaderamente común a todos: antes de cumplir su primera semana en la empresa, los operadores ya están buscando otro empleo.

0 Comentarios:

Publicar un comentario