5/10/10

Jugate conmigo

Los llamados en los centros de atención son constantes. Tener cinco minutos sin recibir una llamada es prácticamente un milagro. Sin embargo, en esos instantes de reláx los jóvenes operadores intentan pasarlo lo mejor posible. Si se trata de un domingo a la mañana, lo mejor es inclinar la silla, cerrar los ojos y dormir hasta que el maldito sonido del teléfono te perfore el tímpano. Si es un sábado a la tarde, donde el caudal de llamados suele bajar, lo mejor es tomar unos mates con los compañeros. Como se observa, los espacios de ocio escasean y por eso hay que ser creativos para que la jornada laboral pase lo más rápido posible.

Existe un buzón de sugerencias que la gente de Recursos Humanos se encarga de enviar por mail para que los empleados pongan en común sus consultas. Entre ellas apareció una que hizo reir a más de uno. Una de las operadoras solicitaba un puching ball para colgar en uno de los costados del box. La idea de la joven era descargar en él todo lo que no puede descargar en los usuarios. Golpear, golpear y seguir golpeando era su consigna.

Según jovenes consultados en el barrio de Villa Crespo, que alguna vez pasaron por el arduo trabajo de atender el teléfono, estuvieron de acuerdo en que lo que más se hace en los pocos momentos de paz que existen en los call center, es tomar mate. Aseguran que no hay nada como unos buenos verdes amargos para pasar el rato. Muchos aseguran que si bien esta bueno hablar con los compañeros, en ese momento son pocos lo que quieren seguir dandole a la lengua. A la hora de los juegos, las cartas son una constante. Algún chinchón o una escoba también sirven de distracción.

Cuando los espacios sin llamados se hacen más largos, se opta por un clásico de la infancia: el tuti fruti. Al grito de "pido" se para el juego cuando alguno de los participantes recibe un llamado. La papa, típico juego luego de algún examen en la secundaria, puede ser también de gran utilidad. Algunos otros, los menos, utilizan las servilletas para armar tres pelotitas con el objetivo de aprender malabares.

Si bien los juegos pueden ser muchos, los minutos de descanso no son tantos. Por eso en ese breve iantante en el que el teléfono da un respiro, lo mejor es optar por un juego que relaje la cabeza de los malditos clientes quema bocha.

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